Córdoba es cuna de artesanos tradicionales fabricantes de productos que han ganado reconocimiento en todo el mundo. Los productos del llamado “circuito artesanal”, provenientes de los municipios de San Andrés de Sotavento, Momil, Chinú, Lorica, Ciénaga de Oro, Sahagún, Chimá, Cereté y Montería, no sólo son abundantes y variados, también cuentan con una gran calidad artística.
El Sombrero vueltiao, nombre que alude a las vueltas que en su fabricación se le da a la fibra vegetal, es sin duda la artesanía por excelencia de Córdoba y uno de los símbolos populares más conocidos de Colombia. Se produce principalmente en el resguardo indígena de San Andrés de Sotavento, en corregimientos como Tuchín, los Vidales y Bella vista entre otros.
Luego de un complejo proceso de raspado, pulimento, clasificación, deshidratante, cocción y coloración de la fibra de caña flecha, los artesanos proceden al trenzado, costumbre originada hace muchos siglos en las labores de cestería aborigen, que consiste en combinar de manera armónica las fibras negras y blancas para formar figuras geométricas o pintas. Estos dibujos simbolizan elementos totémicos o religiosos de la cultura zenú.
Con fibras de iraca, enea, cepa de plátano, caña flecha, junco y bejuco, las manos ágiles de los artesanos, expertos en diversas técnicas de trenzado, elaboran incontables productos de cestería como hermosas canastas, petacas, balayes, cestos, hamacas, petates, esteras y muebles.
En la actualidad, muchos orfebres, con sus trabajos en oro, plata y pedrería, se destacan como dignos herederos de la destreza zenú. Esta tradición de joyería se ha mantenido por generaciones en la población de Ciénaga de Oro.
La cerámica, otra de las tradiciones de los zenúes, también se ha conservado en Córdoba. Objetos de excelente calidad en barro cocido, tanto para uso doméstico como con fines decorativos, se producen en el departamento.
La talla en piedra, hueso, totumo, madera o coco es otro oficio que los artesanos de Córdoba ejercen con sentido artístico e identidad.
La talabartería está muy difundida en este departamento de vocación ganadera. Las pieles curtidas de res se utilizan para fabricar sillas de montar, zamarros, abarcas, cinturones, bolsos, carteras y muebles de buena calidad.